Hubo un momento en el camino, en el que tras perder una de las mayores amistades por no decir La Amistad, un par de amores y varios trabajos, mi vida me parecía poco menos que una mierda. Perdido, confundido y con una mano a punto de coger la soga que me llevaba de vuelta al país de los cobardes, decidí nunca más enamorarme. No intentar encontrar el amor como fuente de mi felicidad, ya que esa había sido una de las principales causas de que terminase así, en contra de todo el mundo incluido yo mismo. Éstas cartas fueron el resultado de querer expresar a ese "desconocido" lo que iba pensando, viviendo y sintiendo para algún día ser capaz de enamorarme de él y regalárselas en persona una vez hubiese llegado a mi vida...

001 porque algún día estas palabras serán tuyas...

10 de Julio del 2010
Querido Desconocido:
           Esta noche es la primera noche que soy consciente de mi felicidad en solitario, de mi felicidad en soledad. Bajo el oscuro cielo de Madrid, en esta calurosa noche de verano, empiezo un nuevo camino. No sé muy bien si es empezar o continuar, y si el camino es tan nuevo o por el contrario es un viejo camino renovado. Me encantan las noches de verano cuando a penas puedes pegar ojo por el exceso de calor y pese a ello termino tapándome al amanecer, esa sensación de frío en contraste con la sensación anterior hace que merezca la pena tener la sábana cerca de los pies esperando la oportunidad para que le demos uso. Con el paso del tiempo empiezo a entender muchos dilemas que antes parecían problemas de carácter mundial, aprendo también a escuchar y a disfrutar haciéndolo. Nunca sabes lo que puedes llegar a escuchar si estás pendiente, además no solo hay que escuchar las palabras, sino los silencios. A veces me gustaría saber escribir a máquina u ordenador usando todos los dedos, como las secretarias de las oficinas de empleo cuando escriben todo sin mirarte siquiera pero eso si, demostrando que el curso de mecanografía les dio su merecido título por algo. Me intento plantear como serás, dónde estarás, que estarás haciendo o que cosas estarán pasando a tu alrededor...

Recuerdo que hace poco tiempo, relativamente poco tiempo, soñaba despierto constantemente. Soñaba con tiempos distintos al actual, con situaciones mejores, o peores, pero desde luego muy lejanas al hoy. ¿Por qué perdemos la capacidad de soñar despiertos? He de reconocer que con la imaginación que tengo es difícil que alguien como yo algún día deje de soñar. Pero aún así, esos sueños se ven reducidos en muchos sentidos. Te preguntarás por qué en esta primera carta te cuento todo esto.. Simplemente podría contestar: ¿cómo hablarías tu a la persona que amarás sin conocerle de nada aún? Por eso creo que es más fácil dejar que mi cerebro divague y se exprese libremente. Aunque pueda llegar a ser algo caótico, en ocasiones será divertido y en otras desesperante e inteligible...
Es peligroso dejarme delante de unas teclas que casi a la misma velocidad que pasan por mi cerebro, escriben palabras inconexas con algo de sentido. Solamente con algo. Puedo afirmar y afirmo que soy bastante romántico, pero supongo que aún no he encontrado el momento de poder demostrarlo sin reparos, sin prejuicios, sin medidas. También con el tiempo eso es algo que la mayoría de humanos perdemos. El sentido del amor porque sí, de dar sin esperar recibir, de buscar la sonrisa cómplice de alguien que hasta ese momento era un autentico extraño para nosotros. Me gusta poder ir en el metro mirando las caras de la gente. Pasando de un rostro a otro intentando adivinar sin algún resultado las vidas o personalidades de cada persona. Seguro que no soy el único que lo hace. Algo que también me gusta es sorprender a la gente con acciones que no esperaban. Por ejemplo levantarme y ceder mi asiento en el trasporte público, una acción de lo más normal y que tampoco tiene mucho misterio. Pues aún hay gente a la que se le refleja en la cara el sentimiento de sorpresa al percatarse que aún quedan personas con educación o principios básicos como los de antes. ¿Cuando fue ese “antes”? Siempre tenemos la sensación que las ideas de antes son lo mejor, lo tradicional es lo que debería primar para que el mundo fuese como “dios manda”. No creo que necesariamente deba ser así. Igual que aprendemos del pasado, de lo que otros ya han aprendido, esos otros también tuvieron su tiempo para equivocarse, para crecer y para revelarse en contra de la mentalidad pasada. Por lo tanto todo es cíclico, todo cambia y todo vuelve a empezar donde lo habíamos dejado. Y en definitiva cada error es distinto pese a parecer idéntico a los anteriores.
Creo que por esta noche ya he mareado bastante las ideas que salen y entran por mi mente. Me apetece dormir hasta que me despierte sin prisas después de haber descansado completamente, después de haber soñado... Los sueños, sueños son

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